Las “Terras Pretas”: un antecedente de tecnificación agrícola en la Amazonía

Por: Daniel Guillermo Tibaquira Bermúdez 

Hace pocos días se entrenó el bien logrado documental “Chiribiquete: un viaje a la memoria ancestral de América”, el cual contempla un fascinante estudio de la zona norte de la Amazonía en donde, contrarío a lo que muchos creen o simplemente ignoran, hubo importantes desarrollos en materia agrícola por parte de las etnias y tribus de la región, cuya presencia se estima que data de entre 12.500 a 20.000 años de antigüedad aproximadamente (dato inexacto debido a la dificultad e imposibilidad de practicar la prueba de carbono 14).

Un grupo de expertos con enfoques multidisciplinares analizaron tan solo una pequeña muestra de la aún no descubierta cantidad de pictogramas encontrados en la serranía del Chiribiquete y lograron detallar, todavía de manera somera ante la inmensidad del lugar y el esplendor de los múltiples rastros gráficos de quienes hace miles de años habitaron allí, algunas de sus prácticas recurrentes en materia agrícola, lo que además influyó en la sedentarización de las comunidades indígenas y en la concentración de estas para tecnificar, con el paso de los años, su conocimiento y sus prácticas. Es por ello que, tras hacer una comparación entre algunos de los pictogramas encontrados en la serranía del Chiribiquete con los que se encuentran en la serranía de la Lindosa, se determinó que además de ser muchos de estos alegóricos a su cosmovisión, también retrataban algunas de sus costumbres agrícolas, las cuales se pudieron comprobar con el estudio del suelo y que arrojó como resultado la existencia de las “terras pretas”.

Pero ¿Qué son las denominadas “terras pretas”? son aquellas tierras negras que, por intervención directa y consciente del hombre, aumentaron su fertilidad y su capacidad productiva gracias a la cantidad de materia orgánica y a la gestión de residuos, lo que diferencia estas tierras ricas en nutrientes de aquellas otras tierras cuya acidez y pobres nutrientes son típicos en la región amazónica.

Estas tierras, de acuerdo con estas primeras investigaciones, se encuentran en los departamentos del Caquetá y del Guaviare de nuestro país, lo que convierte a Colombia en un todavía inexplorado territorio lleno de historia, prácticas y costumbres, cuya 1/3 parte de su superficie esta integrada al bioma amazónico de la región pero que, lamentablemente, es poco conocida y poco preferida por nosotros los Colombianos, toda vez que que alberga una inmensa riqueza que se ve seriamente amenazada por la explotación mineral ilícita y por la nefasta producción cocalera ligada al narcotráfico que, tristemente, también han azotado a la región, pues no solo se caracteriza esta por su abundante fauna y rica flora, sino que el conocimiento ancestral que allí se gestó y que se documentó a través de dichos pictogramas, aún ofrece la oportunidad de estudiarse y mejorarse con miras a la tecnificación de la producción de alimentos para el hombre.

Yerran considerablemente quienes piensan o creen que en Colombia, o que en la región amazónica en general, antes de ser dividida e integrar hoy varias repúblicas, no hubo avances técnicos o sociales, pues a la luz de esta evidencia y pese a los pocos estudios realizados a la fecha, se tiene la certeza que aún tenemos mucho que aprender de quienes antecedieron nuestro paso por estas tierras y de como lograron gestionar su seguridad alimentaria en ese entonces.

Nota bene: De las travesías más edificantes, además de emocionantes que ha tenido su asiduo escritor, ha sido al departamento del Guaviare. Este departamento es una joya ubicada en el sur de Colombia que ha estado escondida por cuenta de la violencia histórica del país y que, desafortunadamente, aún parece lejos de acabar por culpa de los diferentes factores de inestabilidad que se presentan en la región. Sin embargo y como peregrino de la esperanza, confío en que algún día esta bella tierra sea pacificada y a su vez visitada de forma sostenible, con más frecuencia por nosotros los colombianos que por extranjeros, quienes siempre parecen estar más interesados en la historia y en los avances de nuestra sociedad de mestizos, porque eso es lo que somos: lo mejor de ambos mundos.   

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